Para muchos el tomar un café se convierte en algo rutinario del día a día para ayudar a un buen despertar y recargar las pilas necesarias para enfrentarnos al nuevo día, pero para un buen cafetero, puede convertirse en un auténtico ritual. Por ello desde Coesma queremos que cuando vayas a tomarte la taza de café diaria, te sientes y lo analices desde una perspectiva diferente, fijándote en una serie de características.
¿En que debo fijarme?
La fragancia
Cuando se muele el café o lo molemos nosotros mismos la fragancia es lo que se desprende en ese preciso momento y esta puede ser floral, herbácea o afrutada.
El aroma
Cuando ya se mezcla el café con el agua se desprende el aroma el cual anticipa al gusto de este.
El sabor
Suele ser el principal factor de análisis de un buen café. Según va avanzando por el paladar se puede diferenciar los salados, los dulces, los amargos y los ácidos.
La acidez
La acidez puede valorarse según la sequedad que origina en la boca acto seguido de su disfrute. La acidez depende de la altura del cultivo del café. A mayor altura mayor acidez.
El cuerpo
Para valorar el cuerpo de un café es necesario mantenerlo durante unos segundos en la boca, es la sensación de fluidez, ligereza o espesor del café. Normalmente los cafés asiáticos tienen más cuerpo que los latinoamericanos.
El retrogusto
El sabor que perdurará en nuestra boca después de tomar el café es el retrogusto, algunos cafés tienen retrogusto a cacao o contiene notas picantes.
Desde Coesma os invitamos a que no solo toméis un buen café sino que lo degustéis.